Carta a los desorientados:

Llegado el final, solo me queda la encomienda de la despedida. Desde lo más profundo de mi corazón deseo que sea dulce y con una minucia de esperanza. No hay motivos para llorar si la mala suerte llama a tu puerta. infundiré vigor a los que reciban el regalo de golpe, se enteren por el vecino o se den cuenta con un razonamiento básico. Coraje para no desmerecer lo que se nos da, sea bueno o malo a criterio de quien nos rodea. Unidos para no ser vencidos, igual que un ejército ante un enemigo inminente. No hay relato alguno que registre un censo demasiado exhaustivo para hacer de mi sueño una realidad. Perdidos en cualquier rincón del planeta o ignorantes sin base sólida. ¡Desorientados del mundo..., hallad una vida con normalidad!, la idiotez puede hacernos más felices de lo que creéis.

Mi destinatario es anónimo para todo lector de estas oraciones. No me incumbe saber nombres, apellidos, ni mucho menos códigos postales. Lee, reposa las ideas y pernocta para un mañana incierto, y si te asemejas en algo a lo ojeado en estas páginas, no te asustes; quizá seas un soldado más o solo sea una falsa alarma, como siempre, todo dependerá de ti.

 

Poe

 

 
Esta web utiliza 'cookies' propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros 0, aceptas el uso que hacemos de las 'cookies'. Sin 0, puedes cambiar la configuración de 'cookies' en cualquier momento.  [ más información ]